jueves, 15 de octubre de 2009

Pensando en voz alta


Inspirá.
Después saltá.
Pero con envión y con calambres dolorosos a cuestas.
Sonreí después de despegar el pie de la superficie que te asfixia
Que ya no queda más nada por hacer de este lado.
Dejalo atrás.
Entregate a un cielo nuevo y distinto.
Como el primer día en la escuela.
Pero con veinte años más
Que las lágrimas de este éxito catalicen el crujido de las tripas.
Aflojá con la ansiedad, querida.
No dudes. No ahora.
No pienses.
Meté todo eso adentro de un cofre colorido y guardalo donde no puedas encontrarlo. Pero guardarlo. No se trata de negar. Se trata de abrir alguna de las otras puertas. Ya es hora.
Exhalá.