jueves, 7 de octubre de 2010

Consuelo de tontos

Ayer no fue un buen día en líneas generales (salvo por la picada rodante de birra y papitas que hicimos con Sx. por Alem cuando anochecía).
Más tarde, cuando volvía en el 41 a casa, elegí pensar que quizás cuando hay alguien que tiene un mal día, seguro hay otro que está radiante y brillando de alegría.

Y entonces me sentí un poco mejor.

miércoles, 6 de octubre de 2010

El mundo es un pañuelo

Resulta que hace varios meses me vengo quejando del taller/fábrica/ovni que tenemos como vecino. Todas las mañanas a las 6 am arrancan con la radio a todo lo que da, moviendo máquinas, puliendo y quien sabé qué otras custiones hacen. Mi despertador suena a las 7 am, por la tanto tengo una hora, la última hora de delicioso sueño, tortuoso y sumamente infeliz.
Ayer, después de ejercitar los músculos y volverme grosa en el gimnasio del trabajo, dos señoras de otro sector se ofrecen a llevarme. Acepto y esta es la conversación que tenemos en el auto:

G: Vos por donde vivís?
Yo: En X calle, a 1 cuadra de esta y a 4 de la otra
G: Debés estar cerca de una fábrica de cromado, no? Que queda en la misma cuadra que tu casa...
Yo: Sí, al lado! Ni me lo digas. Los odio. Todas las mañanas me despiertan con sus ruidos de radio y máquinas. Vos cómo sabés?
G: Mi papá trabaja ahí. Pero hablá con ellos, pediles que apaguen la radio, son buena gente.

Hoy a las 7.30 alguien hace palmas en la puerta de mi casa, mientras silba algún tango. Pensando que es el gede del guardia de seguridad me hago la boluda y no atiendo mientras pienso "esto de molestar a la gente tan temprano me pone frenética". Ante la insistencia, abro la ventana y veo a un desconocido que me pregunta si yo soy Alejandra. Le contesto que sí, y el tipo me dice que es el padre de G. y a continuación con una sonrisa copada me dice: "Y hoy, cómo dormiste, ni sonó la radio, no?".