miércoles, 16 de diciembre de 2009

My grandma roooocks

Mi abuela es de las que dicen "cache", "monada" (y todos sus posibles derivados: mona, monona, monísima, etc), "un chico de familia muy bien" y "paquete", entre otras palabras aristocráticas.
Tiene una manada de hijos, compra vauquitas en cantidad, y para navidad siempre regala mazos de cartas españolas. Es lógico, somos como 18 mil nietos.
Viví un año con ella en su coqueto departamento de Recoleta y me encariñé muchísimo; es una persona muy divertida. Por cuestiones de distancias, ahora, que ya no vivo más con ella, la veo poco, pero siempre que la visito la noto intacta, impecable y joven.
Es muy particular por varios motivos. El más original se relaciona con el departamento justamente. Hace diez años decidió exterminar la cocina de la cocina, y convertir ese espacio en lo que llama "Coffee Room". El Coffee Room, fue refaccionado un año atrás y se convirtió en una clínica privada bien higienizada: todo blanco. Pero todo. La luz blanca de terapia intensiva te encandila ni bien abrís la puerta. Si mirás adentro de la heladera, es como encontrarse con la de un soltero o un tipo recién divoraciado: litros de Coca Cola a morir, quesitos Adler, cerveza Quilmes y Stella Artrois y paremos de contar. Es todo lo que necesita. Tiene una jarra eléctrica, café instantáneo, cubiertos de plata y miles de imanes de deliverys. Por más que prefiera la comida casera, me divertía comer siempre a la carta en su casa. Ella me dejaba pedir lo que yo quisiera y me repetía todo el tiempo que saque la basura y limpie todo por las cucarachas. No sé si de chica se habrá traumado con La Metamorfosis o qué, pero se pone como un disco rallado con ese tema.
Cuando la visitamos con mi prima nos tiene locas: "Traeme, alcanzame, vení, llevá". Hace poco se hizo el baño a nuevo. Todavía no entiendo bien qué la decidió a llevar adelante semejante obra, porque ya estaba totalmente renovado. Le puso tres tipos de luces al baño (si dejás una prendida da telo), un espejo gigante, asientos en la bañadera y griferías último modelo. A todo trapo, y ella claro que está encantada.
Lo segundo que me dijo ayer cuando llegué ayer fue: "¡¡¡Andá a ver el baño!!!", ¿Quéteparece-quéteparece-quéteparece?". ¿Lo primero que me dijo cuando pisé suelo abuelístico?, "Qué linda estás, Alejandra, vos siempre tan elegante, tan bien, qué maravilla". Siempre me dice lo mismo, y yo a veces le creo. Ella es muy protocolar, pero siempre destaco su optimismo y su forma de resaltar las virtudes de las personas.
Cuando me despidió, me deseó felices fiestas, me pidió que rece el (¿Gloria?) diez veces para que se me cumpla algo que estoy esperando, y me prometió un regalo de cumpleaños y navidad. ¡A jugar al truco todo el verano!

martes, 15 de diciembre de 2009

Vivir en pausa

Dr. en Leyes:
Alejandra .... (silencio), leé esto.
Alejandra:
Sí. (Agarro las hojas, no entiendo una goma) Está en italiano, Dr.
Dr. en Leyes:
No importa, leelo igual. (Silencio) Acaso no sabés .....(silencio) inglés y portugués?
Alejandra:
Sí. Pero está en italiano el texto (texto de 4 hojas).
Dr. en Leyes:
Bueno, leelo y .....(silencio) haceme un resúmen por favor.
Alejandra:
Bueno.
Dr. en Leyes:
¿Qué signifca esta palabra? .....
Alejandra:
No sé, Dr. Está en italiano (la historia de nunca acabar)
Doctor en Leyes:
¿Cómo que no sabés?.... (silencio) Buscá un diccionario.


Alejandra juntá voluntad y busca en la biblioteca el fucking diccionario.

Dr. en Leyes:
¿Y....(silencio), lo encontraste?
Alejandra:
Sí. Dice "..........."
Dr. en Leyes:
Pero querida (silencio), ¿qué diccionario agarraste?
Alejandra:
El único que hay.
Doctor en Leyes:
Pero no me gusta (silencio) ese.

Alejandra sale de la oficina, respira ondo y se vuelva a bancar más estupideces.

Doctor en Leyes:
Emmm, Alejandra....¿el auto?
Alejandra:
Está en camino
Doctor en Leyes:
¿En camino? No me gusta que digas "está en camino"
Alejandra:
Ok, está viniendo.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Decorado de dientes amarillos

Sus pasos lentos y pesados desparraman desgracias y miserias. Al costado, los soldados le sonríen con una pierna herida.
Bolsillos inundados de papeles verdes y manos ásperas, lo acarician.
Alrededor de su pequeña imagen, la neblina se confunde con el humo de sus viejos pulmones.
No hay mates, ni crucigramas o ravioles de domingo.
Sus manos lo abandonan, o él las deja ir.
Con un ojo abierto y pantalones cortos esboza órdenes contradictorias, que se pierden en la náusea de algún día negro que deja sordos a las víctimas.
Se mira y no se reconoce, se teme a sí mismo. Pero las batallas siempre ofrecen treguas irresistibles y él quiere ser el rey.
Si afloja, muere. Y sobreviven los soldados.
De a poco, se aleja más lejos. Rengueando y exigiendo ayuda, mientras las cenizas caen en la alfombra roja.

martes, 17 de noviembre de 2009

Uf

Está ahí, pero se me cayó y se hizo mierda.
Busco en un panatlón viejo, y apenas encuentro migas secas.
Busco salidas en el techo de mi cuarto, pero está muy oscuro.
Cuando consigo quedarme dormida, me persigue una tos sucia y áspera que me recuerda que no estoy a salvo. Que vuelva. Y que sea posible. Que no me conforme. Que no me asuste. Que alguna vez la suerte, el esfuerzo o el destino sean el análgesico para los temas de cabecera de mi cabeza. Que tenga sentido. Así nunca voy a descansar.

jueves, 15 de octubre de 2009

Pensando en voz alta


Inspirá.
Después saltá.
Pero con envión y con calambres dolorosos a cuestas.
Sonreí después de despegar el pie de la superficie que te asfixia
Que ya no queda más nada por hacer de este lado.
Dejalo atrás.
Entregate a un cielo nuevo y distinto.
Como el primer día en la escuela.
Pero con veinte años más
Que las lágrimas de este éxito catalicen el crujido de las tripas.
Aflojá con la ansiedad, querida.
No dudes. No ahora.
No pienses.
Meté todo eso adentro de un cofre colorido y guardalo donde no puedas encontrarlo. Pero guardarlo. No se trata de negar. Se trata de abrir alguna de las otras puertas. Ya es hora.
Exhalá.



lunes, 28 de septiembre de 2009

Despenalización de la corbata

No entiendo la utilidad de la corbata/moño. Y me parece rídiculo que se tenga que usar en determindas situaciones, sólo para estar "formal". El uso de la corbata debería ser opcional, y no obligatorio, porque es un accesorio, como lo es un collar o un sombrero.
Pero a los hombres, en muchos trabajos o eventos, los obligan a vestirse de punta en blanco, y eso implica: la corbata.
Si a las mujeres no nos obligan a usar corbata, por qué a los hombres sí? Ya sé que es un símbolo masculino. Pero no tiene razón de ser. Si vos querés estar elegante/serio/formal, entonces usá camisa en vez de remera, pantalón en vez de joggin, zapatos en lugar de ojotas, porque inevitablemente algún trapo hay que colocar en el cuerpo de uno, pero la corbata no cumple ninguna función, es meramente decorativa.
Cuando quieran, empezamos a juntar firmas.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Trenes, camiones y tractores

Es inevitable que el tema del transporte público sea moneda corriente en los blogs. Sobre todo brillan las quejas de los usuarios que padecemos a los olvidables inadaptados, que se deslizan felices en la pasarela del "total, la calle es como la ley de la selva, gana el más fuerte".

Lo que me llama poderosamente la atención es la cantidad de quejas. Yo no sé si los que bloggean son uno de esos molestos que se hacen pasar por normales cuando escriben, si se convierten en inadaptados cuando suben al transporte o si los inadaptados directamente no escriben. Porque no entiendo cómo puede haber tantas quejas y ni un solo responsable. No conozco a nadie que me diga: "Soy yo el que escucha música al taco" o "Soy yo la que corre desesperada, y empujando a todos para agrrar un lugar -comos-sea-", o "Soy yo la que se depila las cejas y los bigotes" o "Soy yo, la que tira basura por la ventana", ·Soy yo el que apoya, haciendo movimientos ciculares", o "Soy yo el que abre el diario La Nación en medio del tren, y le pego con las hojas en la cara a los idiotas que invaden "mi" espacio"...

Un poco de autocrítica, o por lo menos, menos quejas!

viernes, 28 de agosto de 2009

viernes, 14 de agosto de 2009

Estoy parada en alguna calle de Once. Hace frío y el abrigo no me alcanza. Por supuesto que el colectivo se hace rogar y busco algún entretenimiento facil para distraerme y enga ar al malhumor. Observo con absoluto detenimiento cada póster de este basural de museo. Un encendedor usado, bolsas abiertas, paredes saqueadas. Veo a un tipo acostado en la entrada de una ferretería, fumándose el último pucho antes de irse a dormir y tapándose con un mantel. Por un momento lo confundo con el paisaje común. Me deshumanizo. Las lombrices nos consumen y la cámara hace un primer plano, mientras yo pago una cuota de alguna facultad. Por segunda vez. Después de cuarenta minutos llega el bondi. Me subo, y una maleducada me empuja para sacar boleto primero y acaparar el único asiento que queda libre. No me importa. Igual, ¿qué será: una hora parada con la mochila de las escasas cinco horas de sue o? Alguien se baja y me siento, todavía mortificada por la indiferencia y el olvido express. Un pelotudo me encaja la mochila en la cara, me mira con la expresión de nomeimportauncarajo. No va a pedir perdón. "Sí, si, todo bien", le digo. No me escucha, o no le importa. Me acuerdo del mediodía de ese mismo día. Viajando en el 93, volviendo de la Casa Rosada para buscar unas entradas para mi vieja. Miro por la ventana, y sobre Alem veo a un tipo con los pantalones bajos, tocándose y después con intenciones de cagar. El semáforo no cambia de color.
Todos los pasajeros lo miran. Él saluda, todavía con los pantalones bajos.

jueves, 6 de agosto de 2009

Y si te molesta, mirá para otro lado

Cuando quiero llorar no me importa que te incomode.
En lo único que pienso es en sacármelo de encima.
Me pesa y me duele y no soporto que me siga pegando. Que se vaya.
No me importa que la señora con el rodete me mire en el colectivo con cara de preocupada mientras improviso con mis manos una carilina.
Tampoco que el delivery boy que anda en rollers por la avenida, me acaricie con la mirada para secarme las lágrimas.
No me importa nadie. Solo tengo bronca y desgracia. Y no la voy a postergar. Lo lamento, pero me pica. Y si no lloro me voy a la esquina y grito. Y tampoco me importa que me mire el diariero buscando alguna carcajada cómplice.
Pero hay un lugar que me reprime. No puedo llorar en el trabajo, ni tampoco puedo ir a esconderme al baño aguntándome las congojas por los pasillos, esperando que nadie me mira nervioso. Es que si me largo, se arma. Parece que tuviera ronchas de alergia.
Y por el contrario, la ducha me termina por curar. Lava.
Llorar por bronca, por desilusión, por no poder recuperar algo o alguien. Por no poder cambiar las cosas. Por un cambio. Por equivocarse. Por pensar, por no hacer. Porque se termina. Sobre todo por impotencia, y porque no quiero más esto.

martes, 28 de julio de 2009

Factureame la bañera

Hoy cumple años una persona que se ganó mi cariño en poco tiempo. Cumple 83 años y es un capo. El tipo maneja, es feliz y labura. En mi trabajo. Siempre recibe a todos con su sonrisa, y nos deja en los escritorios caramelos. Todos los días. Está como seguridad, y no son de esos confianzudos que arremeten con comentarios fuera de lugar. Casi siempre se limita a la cuestión climática o a las noticias poderosas.
Todo esto para decir, que este amor de persona hoy trajo facturas.
Fui la primera en elegir. Qué responsabilidad! Asi que agarro la más gorda posible: factura loca con una bocha de dulce de leche que posa sobre la masa. Le doy un bocado con todas mis ganas. Pero no! la traicionera tiene mambrillo adentro. ¿¡A quién se le ocurre meterle membrillo a una factura con dulce de leche!? Agua y aceite. Separados son lo más, juntos es como comer fideos con mermelada! Creo que voy a cortarla con un cuchillo, para que quede prolijita, y la devuelvo a la bandeja..

martes, 14 de julio de 2009

Cuenta regresiva si las hay

FALTAN 70 DÍAS PARA LA PRIMAVERA

viernes, 3 de julio de 2009

Chicle de nostalgia

¿Cuánto tiempo pasa hasta que algunos lugares vuelven a ser los que eran antes?
Antes de que algo los deformara.
¿Cuánto tiempo pasa para que al sean menos neutrales y no sigan cargados de agua podrida?
Que sean los que conocí antes del pasado reciente, que se encargó de contaminarlos con sus olores, y que provocó un dominó de imágenes usadas cada vez que asomo la nariz por ahí.Si vuelvo no me remonta a la primera vez que estuve ahí, sino al quiebre, cuando dejó de ser un espacio más para convertirse en un electroshock.
Algunos lugares que sólo frecuenté por un determinado motivo no tenían una historia previa y quedaron archivados como escenarios de poco aire, y ahí sí que no hay vuelta atrás. Esos los evito, y si llegara a pasar por calles que me siguen aturdiendo, no respiro. Hasta que no aguanto más y me fumo todo el quilombo de cosas . Si consigo levantar vuelo, me encamino ciega y buscando el horizonte con cara de colectivo más próximo.

viernes, 26 de junio de 2009

Contradicción de frases

A ver, cómo es?

a) no hay 2 sin 3
b) la tercera es la vencida

miércoles, 24 de junio de 2009

24 de junio

Qué bueno es haberte conocido y estar conociéndote.
Que tengas un día explosivamente alegre, y lleno de colores.
Sos mi criatura preferida.-


Lo demás ya lo sabés

martes, 23 de junio de 2009

Ahora todo tiene sentido..

Mis juegos inventados de niña eran geniales.
Empecé por querer planchar,;entonces cuando venía Celsa a darle una mano a mi mamá a mi casa, y yo la veía planchando, le pedía por favor que me dejara ayudarla. Y ella, que es la persona más buena que conocí, me hacía creer que de verdad yo ayudaba. Agarraba un cenicero de bronce y con eso “planchaba” las bombachas y medias. Ahí tenía 5 o 6 años, y sentía que contribuía con todos los quehaceres del hogar.
Después se me dio por agarrar mi casita de las barbies, heredada por mi prima, y donde las barbies en posición vertical jamás entraban, y donde las barbies nunca eran ‘Barbies’. Hacía de cuenta que esa casita era un altar. Se ve que en ese momento, me había pegado fuerte el tema de la comunión, y con 9 años flasheaba que yo era la sacerdote y daba una misa. Entonces, a mis osos los sentaba en mi cama mirándome sin titubear. Buscaba en la cocina galletitas Express que hacían de ostia y un vaso con agua que hacía de vino. Los llevaba a la casita de las barbies y los dejaba ahí, hasta que se diera el momento apropiado de mi misa de dar la comunión. La realidad es que de lo único que constaba el juego era de la comunión. Ni rezos, ni arrepentimientos, ni nada. Sólo recrear la situación para el momento de la ostia. Lo más tierno, o quizás lo más triste: era que juagaba sola. Pero me gustaba jugar sóla.
Y lo más estúpido que hice fue ir a gastar $5 en golosinas en el kiosko de Ana, agarrar un cajon de la verdulería, y colocar sobre eso, las golosinas compradas. Hasta ahí todo bien. El tema era que mi negocio no arrancaba. Y claro, vendía mis productos más baratos de lo que me los vendía el kiosko a mí. Pero..tenía varios clientes…Yo sólo quería jugar a ser vendedora.
Después, jugaba con Mima a que trabajábamos en una oficina, y éramos secretarias. Completábamos papeles, sacábamos turnos, usábamos la plata del Monopoly…
Ahora que soy secretaria, quiero jugar al tutifruti con Celsa.

viernes, 5 de junio de 2009

Algún tornillo que sobre?

A veces, cuando voy caminando por mis neuronas y pienso en peces de colores, creo que puedo llegar a estar loca y todavía no haberme dado cuenta.
Pienso que todos los que me rodean montan un show estratégico para hacerme creer que está todo bien, que no hay locura, que soy un ser ''normal'', pero en realidad hago cosas entre horribles e idiotas, sumamente psicodélicas y bizarras, que repito todos los días, al menos una vez. Y de repente soy peligrosa y por ende, poderosa. Después de protagonizar hechos lamentables y avergonzantes, me olvido por completo de lo que hice y dije. El problema está cuando tengo ese segundo de lucidez que viene después de la diablura. Ese momento se dá cuando ya concluí de realizar mis maldades y perversiones y veo el enchastre que armé. Por 5 minutos veo las caras de los demás, horrorizados pero no sorprendidos. Pobres, ya están acostumbrados a la loquita del mundo, y yo ahi tomo conciencia que soy un bardo inestable y que vivo en el show de Truman.
Hasta que me muera soy reincidente, todos los días sopa, pero no lo hago a propósito. Al ratito de tragar la dolorosa realidad, me agarra un ataque, como de convulsiones y epilepsia, despierto y reanudo mi vida regular, tranquilita sin acordarme de nada, ni siquiera de lo poderosa que soy.

jueves, 4 de junio de 2009

Hola! Hola?Ah, perdón

Las horas acá, en el trabajo, son tan iguales que por momentos pienso que no saludé a algunos de mis compañeros, porque no sé si es que los vi ayer o si los vi hoy.
Y la verdad es que no me gusta la gente mal-educada, que pasa frente a uno y que miran como si fuéramos parte del decorado estable del lugar. Asi que, ante la duda, los saludo. Ellos me miran sin enteder, y ahí cuando veo su cara de 'esta nueva todavía no nos registra' yo pregunto: ‘ya nos saludamos, no?’. La respuesta es siempre afirmativa. Bienvenida a la rutina!

Encima hay una musquita mortecina, que me ataladra el coco. En on todo el día, como un zumbido, con pésimo sonido, insoportablemente aguda. Es instrumental: no la de los telos, por supuesto, sino como la de los aviones de los '90. Son hits actuales en versión instrumental. En una chota versión instrumental.

Vamos entonces con los puntos positivos:
- Siempre hay revistas:. De todo tipo: cholulaje, rolling stone, de política, etc. Las recibimos de dos maneras. 1) la chica que está en la cocina se hizo amiga de una kioskera de diarios que se re copa y se las presta por el día, 2) algunas de las chicas que trabajan acá, las reciben mensualmente, y se copan y las dejan dando vueltas.
- En las 9 horas que estoy acá metida tengo tiempo para escribir, pensar, usar internet útilmente.
- Una recepcionista copada
- Buenos y últimos modelos y última tecnoología en los típicos accesorios de oficinas (post it, clips, etc)

Pero como en la vida, una de cal y la otra de arena:

Puntos negativos:
- El olor a pucho constante es bastante hinchapelotas.
- No hay microondas
- La musiquita mortecina. Ya le dije, no?
- Códigos para ingresar a cualquier puerta. Diferentes códigos. Retener códigos.
- Silla demasiada alta repecto del escritorio

Estoy en el trabajo nuevo, ya tirando puntas para otro. Pero definitvamente no es el peor laburo que tuve. Quizás es uno de los mejores. Pero pero, no tuve mucha suerte en este tema hasta ahora. Solo hasta ahora.

miércoles, 3 de junio de 2009

Un día (cotidiano) en la vida

Cual sardina enlatada viajé hoy en el tren. Me subí en la estación de Beccar. Ya conozco la rutina, horarios, gente de siempre. Pero me resisto, y añoro a mi amado 152 semi rapido que me tomo en la terminal cuando me quedo a dormir en lo de T.
Todo el viaje estuve haciendo equilibrio porque claro, no había ni asientos libres, ni caños para sostenerse, ni nada que no me haga sentir que estoy en el samba de la muerte. Pero no estoy en un parque de diversiones, no es tan divierto, estoy yendo a laburar, viejo! La gente seguia subiendo y yo, con una mano cuidaba la cartera y con la otra trataba de sostenerme de alguna pared. Imposible. Por todos mis costados, gente. Pero ya no eran personas, eran sólo ojos deshumanizados resignados. Viajaba como un soldadito, con las manos pegadas al cuerpo, mirando para arriba, pensando en la nada misma, y queriendo hacer crack crack con el cuello. Pero ni para eso había espacio. Ni siquiera para sacar los auriculares y escuchar música.

Mis compañeros de ruta:
adelante mío un tipo de espaldas recien bañado con el pelo mojado y perfumado. Como era más petizo que yo, su prolija caballera me daba justo en la cara y me hacía picar los ojos. Sin poder mover las manos, movía la cabeza levemente para sacármelos de encima. A 5 milímetros mio, osea mi costado izquierdo, otro tipo de espaldas hablando sobre las proteínas, calorías y sopas light, perforando con su codo y palabras mi panza vacía. Atrás mio un patova, una pared maciza, que sufría mis pocas habilidades de equilibrista. Y a mi derecha, la parlanchina matutina, que no sé con qué sopa de letras habrá desayunado pero era una radio. No paró en todo el trayecto. Hablaba con alguien a los gritos pelados por celular. Cortaba y en seguida marcaba otro número. Y otra vez la misma cantinela.

El punto positivo:
como la puerta del andén no cerraba bien (haciendo peligrar mi vida y la de otro billón de personas más) entraba una bocanada de aire helado entre las puertas. Esa cuota de oxígeno permitió que mi estadía en la tierra no terminara por un desmayo, sostenida por la presión de otros cuerpos vivos, evitando mi caída al piso, pero sin que nadie se percate.

El punto negativo:
Mal humor. Qué choto es empezar así la mañana. Estos son los días en los que quiero más que a nada en el mundo vacas, pasto y un cielo grande.
Por favor, quiero llegar, me quiero bajaaar!!

martes, 2 de junio de 2009

Abrigate en la ducha

Hoy me desperté a las 6.40. Frío. Helado. Me bañé y la puerta no cerraba bien, asi que, cuando salí del microclima acuático no me sentí en Londres. Extrañé esa sensación. A veces me zarpo tanto con el agua caliente que siento que me derrite.
(Hace bastante que no lloro en la ducha. El agua verticalizado por ojos y ducha fue algunas veces mi forma de desahogarme sin que nadie lo notara. Pero es bien bizarro)
Traté de agarrar todo el calor de la ducha, y pegármelo para que las cuadras a la parada no se me hagan tan azules. Y era verdad nomás, el calor fue mi mejor abrigo y aislante, y me dio una mejor mañana, mientras caminaba por la calle con el pelo mojado, fumando cigarrillos de aire.

lunes, 1 de junio de 2009

Game Over

Ayer nos invitó Ale a conocer su departamento mega blanco en Tigre. Lo recorrimos y después bajamos un piso, y fuimos a lo de Juanjo a buscar copas para tomar un rico vino. Cuando volvimos, nos encontramos con el tablero de 'El Estanciero' sobre la mesa ratona. Ahí plasmado, y los chicos repartiendo el dinerillo. Pensé: ...suerte de principiante. Va a ser divertido, irme a dormir un domingo con victoria, es augurio de buena semana...
En total éramos 6 los jugadores. Arrancamos con los dados.
Mal arranque, pero nada tan definitivo.
Es momento de comprar. Pero tengo mala suerte y siempre caigo en casilleros de 'suerte', 'destino', o marcho presa. Grrr. Cuando me doy cuenta, sólo tengo dos propiedadas: zona norte (q cotiza como loco) y el ferrocarril San Martín.
Suerte (mala) echada.
No remonto esto con nada. Y jugar sabiendo que no vas a ser EL ESTANCIERO no es divertido.
Todo: por los dados.
Ceci, levantó con pala, pone casas, estancias, hoteles, compra la luna... Y los pobres? Decido, resignada a donarle mi plata a uno de los pobres. Game over

miércoles, 22 de abril de 2009

Está fresco el tema

Varias mañanas me despierto en camas ajenas. Esto de no tener auto, y principalmente el miedo a manejar, sumado a que el 60 me deja en el descampado de la muerte hace que, indefectiblemente me vea obligada a frecuentar sábanas de todos los colores y motivos después de salidas nocturnas.
Ya estoy acostumbrada, tengo varias hermanas y madres que visito cada tanto y mi lugar en la mesa está establecido.
Y por más casas en las que mi amiga Manu vivió, todas son un poco mías. La cama de Vicky es casi mía también, ahora más que partió para otras tierras, y ya no siento que sueño sus sueños.
Manu siempre es la más anfitriona de todas, sólo me pide que arme la cama cuando me levanto. Se despierta siempre antes que yo, a darse un baño y espera que ponga el pie fuera del colchón. Toma el café con leche hiper caliente, esa manía de calentarlo 10 minutos en el microondas. Yo casi siempre té. Usamos el cofre como mesa y la terraza nos ve amanecer a las 12 del mediodía. A veces no me despierto con hambre, pero ella siempre me recuerda: ‘ Mirá que acá almorzamos tarde, te hago unas tostadas con mermelada’. Y ahí marcha la bandejita con frutas en trozos prolijamente acomodadas, ¡cómo me gustan! Nos fumamos un cigarro después, y creo que son las únicas mañanas que lo hago, pero es parte del ritual. Le damos un poco de bola a la nostalgia, suspiramos y largamos un 'en fin’.
El placard impecable, su terapia. Por colores. No hay ropa o zapatillas en el piso, y de eso nos reimos cuando lo comparamos con mi abandonado cuarto. Solo dos camas, el teléfono y el perfume al tilo. Cuarto blanco y pulcro, como el de un hotel pero con gusto a Manu.
Mismos valores, gustos cambiados, pero me alegra que le cope la coca común como a mí.

lunes, 20 de abril de 2009

C'est tout

No me acuerdo del último beso. Pero sí que fue el último momento que te miré como te miraba. Después, fue todo un quilombo. Y encima no me lo puedo acordar, no lo pude disfrutar ni guardar en alguna caja de mi cuerpo. No pude percibir que no iba a haber más.
Tormentas de noticias.
De la noche vieja a una mañana con sonrisas ajenas, que no merecía ese sol. La lluvía me hubiera ayudado a enojarme más.
En la concha de la lora.
Me hizo gracia que me pidieras una pitada. Si vos no fumás, te dije.
Para colmo era el último que me quedaba, y era mi ración de diálisis. Qué suerte.
Ese último beso fue el día anterior, y es un recuerdo que no recuerdo, es la evaporación de los dos.
Ni eso tuve. No me avisaste que se acababan.
No te dejaba mirarme porque no quería que te quedaran esos retazos míos hinchados, que no era yo, pero eras vos.

2006

viernes, 17 de abril de 2009

464

Esa brisa de mar se parecía a cualquier otro enero. El empedrado nos llevó hasta un bar medio castigado, pero amigable y rojo. Entramos y algunos borrachos nos invitaron unos tragos, pero nos seducía más la idea de hablar entre nosotras tres, que llevábamos tiempo sin vernos.
Nos sentamos por ahí, mientras las calles empezaban a llenarse de hormigas. Eso es Mar del Plata, un hormiguero bronceado...
Adentro, los ''chupitos'' estaban en liquidación y no nos quedó otra opción que hacernos cargo. El humo ya empezaba a perturbarme. Después vinieron unas cervezas rojas de arriba. Por el vidrio de la botella vi tu cara mientras me decías ''te invito una''. El humo ya era aire común y no mariconeaba tanto.

Como un espejismo, me encontré entrando a tu casa. No conocía las calles del barrio, y estaba tan encantada de volver a verte, que cuando compré los cigarrillos, me dieron mal el vuelto, y no me di cuenta hasta el momento que quise volverme.
El cielo se me caía encima, con esa llovizna fina que es como calefacción cayendo en gotas en cómodas cuotas. La Avenida Corrientes me daba la bienvenida y yo le decía que no era para tanto (pobre de mí). Yo que pensaba que era pura publicidad.

¿464? Sí, 464. Tu amigo me abrió la puerta y unas escaleras, con escalones rotos me llevaron a tu cueva. Vos me esperabas en la oscuridad y con pegote de sahumerio que invadía toda la habitación. Me empalagaba ese olor, nunca bien definido por el módico precio de $2 la docena. No sabía que cara poner, siempre pienso en la cara y no en las palabras. Habían pasado meses. Descontracturé la cara, como si fuera a vocalizar o como si fuera una actriz por salir a escena, o algo así. Y cuando por fin toqué la puerta y entré, te vi. Me mostraste los dientes blancos y te arrodillaste en el colchón del piso; abriste los brazos enfundados de un sweater suave.
Te abracé sin reparar en como los meses habían pasado tan rápido. Ya estábamos pisando julio y no nos habíamos visto desde el hormiguero. Ya eras libre y me pedías que te acompañara. De alguna forma acepté y me zambullí de cabeza, pero de a poco. Desde ese momento supe que no iba a ser tan facil zafarme, pero era divertido.
Después me dijiste que estaba entre tus chicas preferidas y salimos a caminar. Cerramos la puerta y directo al subte. El aire caliente que salía por la rejilla me daba un poco más de ventaja hasta la bajadita...Niños en vacaciones de invierno, y en el tren submarino. Viajamos parados y hablando de letras de tangos. Cuando volvíamos te agarré la mano. Me daba la sensación que no sabías como llevar el tema de las manos adelante. Así fue más fácil, o por lo menos te tenía más cerca…
El frío de Buenos Aires no me molestaba y eso no era buena señal…Cuando salimos a la superficie, los niños ya no estaban de vacaciones. Me invitaste a comer, el menú era sándwich de tortilla y vos parecías ponerme a prueba.

2005

PB

Pasillos fatigados y humedecidos, donde las paredes no me reconocen y esas calles ya no son mías, donde me encierro para sentir por un segundo que aún estoy ahí. Traidoras. Repaso de memoria, sin equivocarme: las estatuitas, los platos, los cables y los muebles. Siguen todos ahí, en el mismo lugar, mientras que yo los veo desde la ventana. Jugar de visitante es más cuesta arriba de lo que imaginaba.
Intento que no se me escape ningún detalle, y pienso en fechas y recorridos. Me corrijo y paro cuando acelero... De golpe viene alguno inesperado y lo siento como masoquismo.
Y bueno, después se dá ese momento de visitar a mi abuela. Paso al baño y a veces abro esa crema desmaquillante (tremendo error), que también sigue estando ahí pero que ya no uso…y siento su olor. Y es olor, porque se me retuercen los dedos hasta que se me acalambran, y sigue manteniéndose intacto, igual, idéntico. Es volver.
Por fin la cierro y siento otros nuevo aires. Repaso ahí en ese baño, los momentos en los que vivía en ese departamento. Miro el que era mi cuarto, pero tampoco es mío ahora. Nada de eso es mío ahora. Bajo por el ascensor y los espejos me muestran con mis 20 años y colores nuevos y excitantes.
Planta baja: cierro la puerta y estoy afuera otra vez pero con 3 años más.
Es agotador.

2006

Es el tilo

Sacudones de caricias, roces de fuego y mañanas inundadas de sol.
El tiempo no corre de la misma manera, hace lo que quiere; y yo lo dejo.
Colores brillantes, que no me lastiman.
Me iluminan y me desnudan en plena inocencia.
El tilo de cada día me revitaliza y sonrío mientras busco los árboles.

Y a veces me sorprenden alucinaciones reales,
que estaban desintegradas; se transforman
y me recuerdan en donde estamos y que somos lo mismo.


09/2007

Moo Moon

Playmóbiles deshumanizados, vestidos de porcelana, caminan apurados contra los relojes digitales. Se van de vacaciones a la Luna. Queda la resaca de las cenizas más gastadas. Los aviones las alejan, pero dejan desastres.
Algunos pulomes prefieren esconderse. Bajo otras luces me invita el último millón de la lotería, y yo invito a los que no van a la Luna

10/2004

Las mironas

Búhos con labios morados y gargantas secas, manos cansadas y agrietadas. Parásitos olvidados, aburridos, sentados en el mismo banco blanco y reptiendo rumores viejos. Envidia popular. Cocinan historias mientras que ríen. Por la noche tejen murmullos que no dejan dormir y comulgan cadáveres vivos. Se excitan. Payasos deformados, exorcisando migajas del útlimo pan. Gimen y lloran el alimento de los guanacos.

2005

Delicioso incienso de sábados

No quise gritar más.
Me aturdía el ardor de las cenizas muertas y gastadas y
Me abrumaban mis miedos convencionales vestidos de caníbales hambrientos.
Nadaba por tempestades en gárgaras de pantanos sucios.
Siempre nado,
Y vos también.
La fuerza de la gravedad nos encontró acá.
El encanto que nos iluminó, hizo que la miel tentara los sentidos del brujo.
Olvidé los ecos de todo escándalo y distorsión.

Y finalmente los núcleos se encuentran en un circuito de plumas.
Volamos hacia el olimpo azul con los ojos abiertos y los labios eléctricos.
Nos suspendemos y transportamos en el viaje divino, entre dos espasmos explosivos.
Llevame, Amor.
La superficie nos mira, nos cura.
Mis lunas se condensan y desmayan.
Quedémonos un poco más.

11/2004