Está ahí, pero se me cayó y se hizo mierda.
Busco en un panatlón viejo, y apenas encuentro migas secas.
Busco salidas en el techo de mi cuarto, pero está muy oscuro.
Cuando consigo quedarme dormida, me persigue una tos sucia y áspera que me recuerda que no estoy a salvo. Que vuelva. Y que sea posible. Que no me conforme. Que no me asuste. Que alguna vez la suerte, el esfuerzo o el destino sean el análgesico para los temas de cabecera de mi cabeza. Que tenga sentido. Así nunca voy a descansar.
martes, 17 de noviembre de 2009
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