Hace cuatro años que esperamos se despierte sin vinos picados. Sin haber soñado. Los sueños en blanco y negro le resultan intensa e inversamente proporcional a la distancia que los tiempos y los vientos los separan. Es un fantasma el tipo, se mete en el único rincón vulnerable que ella no puede controlar, y haciendo trampa, se apropia de sueños y días ajenos. Se envicia con la naftalina y vuelve todas las noches. Dale un poco de paz, soltala. No te habías ido?
Ella quiere poder reir con su mejor risa exagerada de hoyuelos profundos, tomar mate, que la agarren de la cintura, la aprieten y le digan que está hermosa. Y que se quede a dormir, y poder desayunar más mates y cigarrillos en la terraza y volver a la cama cuando recuerde que estamos en invierno.
“Estoy lista!”- me dijo en la última primavera. Y yo supe que era verdad. Que se quería más y que ya estaba nueva.
Esta primavera tiene que ser primavera.
lunes, 28 de junio de 2010
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