Hoy no me desperté puteando la rutina ni la vida de oficina. Me miré al espejo, me vi bien y estrené pollerita que me regaló santa madre.
Salí, "buen día, señor guardia de seguridad" y caminé dos soleadas cuadras. Aparece en escena un auto de estos, medios naves, con un hombre adentro que lanzó un padrenuestro de barbaridades que se extendió a lo largo de dos cuadras más. Que el culo, que las tetas y todas esas cositas en modo baboso cuasi pornográfico. Hasta que suspira "mamita, se te ve todito el culito hermoso que tenés". Caramba. Empecé a flahsear: estoy muy putita para ir a trabajar así? La pollerita tiene como una franja de tul negro y calculo que con el efecto sol se me transparentaba algo. Mierda, llego tarde, me pierdo la combi si me cambio. Espero que el pajeitor man doble y vuelvo a casa para que no descubra que me convenció. Como no tengo espejo y no me había probado la pollera, no podía constatar la duda que me sembró este buen hombre. Me puse los pantalones por arriba de los zapatos (como para hacer más rápido, cosa que a mediano plazo sabemos que no funciona), y tirando, pasó. Emprendo viaje nuevamente y me vuelvo a encontrar con este ser que me saluda pero no dice nada.
Qué pasará mañana?, porque con la racha que vengo pegando (ayer tempranito salí vestidita con pantuflas a la calle, incluso caminé una cuadrita hasta que me avivé que despilfarraba facha y no quedó otra que hacer el cambio)
martes, 21 de diciembre de 2010
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jajajajajajaja, la de las pantuflas es buenísima!
ResponderEliminargolfa
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