viernes, 22 de marzo de 2013
Mar adentro
Me jactaba de que los hormonas menstruales no me pegaban. Se ve que escupí para arriba y me bañé de manchas salpicadas, que ahora están en mi centro, entre la tráquea y el colon. Como si fueran petróleo viejo y usado, no se van. Espero ansiosa que su estadía sea breve y que el lunes, cuando finalice este proceso femenino, se despidan transformadas.
Ni tanta mente calculadora puede combatir a las sensaciones y vibraciones de estos días. Incluso, quizás, sea mi cerebridad la causante de semejantes alergias emocionales. Todavía no sé si debo convivir con mi necesidad de controlar todo o si tengo que seguir esforzándome para desterrarla. El conflicto y la ecuación absurda es que, por cada neurona que se activa, "un mundo de sensaciones" se despierta.
Ser quien uno es o ser quien uno quisiera ser. O las dos.
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