A veces, cuando voy caminando por mis neuronas y pienso en peces de colores, creo que puedo llegar a estar loca y todavía no haberme dado cuenta.
Pienso que todos los que me rodean montan un show estratégico para hacerme creer que está todo bien, que no hay locura, que soy un ser ''normal'', pero en realidad hago cosas entre horribles e idiotas, sumamente psicodélicas y bizarras, que repito todos los días, al menos una vez. Y de repente soy peligrosa y por ende, poderosa. Después de protagonizar hechos lamentables y avergonzantes, me olvido por completo de lo que hice y dije. El problema está cuando tengo ese segundo de lucidez que viene después de la diablura. Ese momento se dá cuando ya concluí de realizar mis maldades y perversiones y veo el enchastre que armé. Por 5 minutos veo las caras de los demás, horrorizados pero no sorprendidos. Pobres, ya están acostumbrados a la loquita del mundo, y yo ahi tomo conciencia que soy un bardo inestable y que vivo en el show de Truman.
Hasta que me muera soy reincidente, todos los días sopa, pero no lo hago a propósito. Al ratito de tragar la dolorosa realidad, me agarra un ataque, como de convulsiones y epilepsia, despierto y reanudo mi vida regular, tranquilita sin acordarme de nada, ni siquiera de lo poderosa que soy.
viernes, 5 de junio de 2009
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qe buenaaa
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