Playmóbiles deshumanizados, vestidos de porcelana, caminan apurados contra los relojes digitales. Se van de vacaciones a la Luna. Queda la resaca de las cenizas más gastadas. Los aviones las alejan, pero dejan desastres.
Algunos pulomes prefieren esconderse. Bajo otras luces me invita el último millón de la lotería, y yo invito a los que no van a la Luna
10/2004
viernes, 17 de abril de 2009
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