Sacudones de caricias, roces de fuego y mañanas inundadas de sol.
El tiempo no corre de la misma manera, hace lo que quiere; y yo lo dejo.
Colores brillantes, que no me lastiman.
Me iluminan y me desnudan en plena inocencia.
El tilo de cada día me revitaliza y sonrío mientras busco los árboles.
Y a veces me sorprenden alucinaciones reales,
que estaban desintegradas; se transforman
y me recuerdan en donde estamos y que somos lo mismo.
09/2007
viernes, 17 de abril de 2009
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